El
modelo educativo tradicional refuerza el esquema en el cual el profesor se
constituye en el
eje
del proceso de enseñanza y de aprendizaje. Es él quien decide casi por completo
qué y cómo
deberá
aprender el alumno y es el único que evalúa cuánto ha aprendido, mientras que
el estudiante
participa solamente en la ejecución de las actividades seleccionadas por el
profesor, dependiendo
así de decisiones que se toman de manera externa a él.
En
el modelo tradicional, la adquisición del conocimiento es el objetivo principal
del proceso
de enseñanza y de aprendizaje y la exposición del maestro ocupa un lugar
preponderante. Sólo
se evalúa el grado en que los alumnos han adquirido los conocimientos, y aunque
es obvio que
se están desarrollando habilidades, actitudes y valores, este aspecto no es un
propósito explícito y forma parte
del currículo oculto.
Retos a los que el profesor se enfrenta
No es fácil para un profesor asimilar todos estos cambios, pues
el modelo tradicional está
profundamente arraigado en su quehacer profesional y enseña cómo
fue enseñado,
repitiendo los mismos esquemas de generación en generación. Por
otra parte, el modelo
tradicional presenta pocas variables y es menos exigente. El profesor
se desenvuelve con
éxito de forma casi automática y sin problemas; sabe cómo
resolver cualquier situación y se
siente seguro. Esta seguridad se refuerza también por el hecho
de que enseña los
conocimientos que domina,
no da mucho espacio para contribuciones por parte de los
alumnos, de ahí que todo
lo que pueda ocurrir esté casi previsto y no haya margen a grandes
sorpresas. Las preguntas que los alumnos hacen generalmente se
relacionan con el contenido que el
profesor enseña; él es quien sabe y por tanto el que tiene la
respuesta; y el alumno respeta al profesor por la experiencia y los
conocimientos que continuamente demuestra. Además, el profesor es el único evaluador.
Es difícil que así surjan situaciones en el aula que el profesor no pueda controlar.
El principio de aprendizaje constructivista cambia la
perspectiva tradicional acerca de cómo aprende un estudiante. El objetivo
esencial en este esquema es la construcción de significados por parte del alumno a través de
dos tipos de experiencias: el descubrimiento, la comprensión y la aplicación del conocimiento.
El principio de aprendizaje constructivista cambia la
perspectiva tradicional acerca de cómo
aprende un estudiante. El objetivo esencial en este esquema es
la construcción de significados por
parte del alumno a través de dos tipos de experiencias: el
descubrimiento, la comprensión y la
aplicación del conocimiento a situaciones o problemas, y la
interacción con los demás miembros
del proceso, donde, por medio del lenguaje hablado y escrito, el
alumno comparte el
conocimiento adquirido y, a través de este proceso, lo
profundiza, lo domina y lo perfecciona. De
esta manera, el grupo de compañeros, que ha tenido poca
relevancia en los modelos educativos
más tradicionales, pasa a ocupar un lugar fundamental en este
proceso.